6 destructivos hábitos psicológicos que te impiden perder peso

¿Te cuesta quemar grasa y no sabes por qué?

La mayoría de veces incurres en pensar que no tienes fuerza de voluntad o simplemente cambias de dieta.

Sin embargo, esto es equivalente a dar un paso adelante y dos atrás.

Hacer dieta se ha vuelto una tarea de todos los días, más aún porque ha aumentado la prevalencia de peso a nivel mundial y con ello, la necesidad de encontrarle una solución.

Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid, afirma que un 65.6% de la población española desea perder peso y 44.9% ha hecho dietas con este fin.

Sin embargo, los números de obesidad a nivel mundial crecen día a día.

Por si fuera poco, nuestra sociedad nos estigmatiza haciéndonos creer en que un exceso de grasa equivale a falta de belleza.

¿Te suena conocido el panorama?

 

Démosle un giro de180 grados a este asunto

Lo primero que debes darte cuenta, es que el hecho de que hayas dado por ciertas estas creencias, no significa que sean la realidad.

Por ejemplo, apuesto a que caíste víctima de alguno de los famosos mitos nutricionales-como dejar de comer carbohidratos- los cuales en su mayoría, no promueven un estilo de vida saludable.

¿Por que es importante darte cuenta de estas cosas?

Verás, las numerosas dietas que hiciste en todos estos años, las reglas de alimentación que te creaste y el significado que le das a tu exceso de peso, se traducen en hábitos.

Dichos hábitos son acciones inconscientes, de las cuales te has acostumbrado y repites continuamente.

No por nada, existen decenas de estudios acerca del mindful eating (alimentarte de forma consciente).

A tal punto que diferentes estudios, como el de Universidad de París, sugieren que puede ser una gran estrategia para controlar el peso.

Como nutricionista, he visto pasar a cientos de clientes en mi práctica privada, y la comunidad de Revolución Salud; y puedo decirte desde ya, que existen 6 graves hábitos que te mantienen fuera del cuerpo de tus sueños.

 

Estos son:

 

Hábito destructor de salud #1: Comer emocionalmente

Todos han comido emocionalmente alguna vez – incluso yo- y esto no tiene nada de malo, pero puede volverse un problema cuando no eres consciente de ello y se torna repetitivo.

La mayoría de las personas ha crecido con varios significados de la comida. Estas creencias sobre la alimentación afectan tus decisiones diarias sin que lo notes.

¿A qué me refiero?

Al hecho de que la comida no sólo aporta energía y nutrientes sino además te da amor, felicidad, tristeza, compañía, tranquilidad, paz.

Quizás suene ilógico decirlo, pero sin darse cuenta te has creado ideas equivocadas con respecto a la comida.

Por ejemplo:

  • Seguramente te pasó que de pequeño algún día te sentías mal físicamente, y la comida que te servía tu madre te daba mejor ánimo. Ya de grande, puede que utilices como técnica el comer para sentirte mejor no sólo a nivel físico, sino también emocional.
  • Incluso comer se ha considerado una manera de demostrar amor, como cuando sales con tu pareja a una cita o celebrabas con tu familia un acontecimiento importante.
  • Para otros, comer te hace sentir feliz. Por ejemplo, el probar los diferentes sabores te hace sentir que estás vivo y más aún, estás aprendiendo cosas nuevas.

Pues bien, las ideas con respecto a la comida se crean a raíz de las experiencias de vida o las puedes escuchar de las personas del entorno.

Cuando les das importancia o la tomas como cierta -de forma inconsciente, conllevan a una acción.

Tu estado de ánimo= lo que terminas comiendo

No te dejes engañar: tus estado de ánimo influye en tus comidas y se trata de decisiones que en tu vida DIARIA.

Un ejemplo común es el hecho de que en ocasiones, cuando te sientes con el ánimo por el suelo, estresado o triste, la primera solución es comer.

También podrías comer por soledad, lo cual es frecuente en mujeres que sienten que deberían tener una pareja en su vida, buscando la manera de obtener amor de la comida.

Sin embargo, la comida realmente no genera ningún sentimiento, sino lo que te has creído o pensado todo el tiempo de ella.

¿Cómo saber si estas comiendo emocionalmente?

Lo primero es reconocer si cuando comes, tienes hambre.

Si no es así o aún no lo sabes, te servirá preguntarte ¿En qué momentos comes?

Comer cuando estás triste, preocupado, estresado, molesto, entre otras emociones, es la primera señal de que estás comiendo emocionalmente.

Otra pregunta importante que te puedes hacer es: ¿en esos momentos, puedes parar de comer o quedas insatisfecho?

Si sientes que tienes que seguir comiendo o quedas con una sensación de vacío, es otro aspecto a mirar, ya que el hambre emocional no se satisface con comida.

¿Todavía no sabes si comes emocionalmente?

Revisa entonces qué significado le has dado a la comida. Estos nos lleva al siguiente hábito:

 

Hábito destructor de salud #2: Creer en el todo o nada

Vamos por partes:

Una de las creencias más comunes que no te ayuda a bajar de peso es pensar que tu alimentación debería ser perfecta y de determinada manera.

En este sentido, cumples al pie de la letra las “reglas” diseñadas para perder grasa o… no las cumples del todo.

Esto conlleva a que sientas que cuando no las cumples al 100%, ya no hay más remedio que seguir el mismo camino, o sea, comiendo todo aquello que “no deberías comer”.

Por ejemplo:

¿Alguna vez tuviste en tus manos un chocolate y te prometiste a ti mismo que solo comerías un pedacito de él?

Ahí es cuando chocas con la cruda realidad:

Una vez que se te dificulta comerte un cuadrito del mismo, decides comértelo todo.

Incluso en las decisiones en tu vida lo aplicas, cuando vas por algo, vas por todo o simplemente decides ir por nada.

En la sociedad moderna no hay punto medio, solo ápices que te llevan a conductas extremas en tu alimentación.

¿Cómo hacer para no tener esta conducta de todo o nada?

Lo primero sería entender, qué te genera esta creencia y qué tanto la has aplicado a tu vida.

La razón por la que mantenemos estos hábitos, es porque no los entendemos.

En otros casos sucede que creemos que todavía tienen cierta utilidad, ¿pero realmente crees que te hacen bien?

Date el permiso de explorar qué reglas has construido con respecto a la alimentación y cómo te hacen sentir. Por experiencia te digo que no se trata de reglas, sino de reconocer cómo funciona tu cuerpo.

 

Hábito destructor de salud #3: Ser restrictivo contigo mismo

Esta situación está estrechamente relacionada con la creencia anterior, así que si la identificas en ti, presta atención a esta también.

Por ejemplo, otro extremo es pensar que la alimentación debería de ser perfecta, creer en el todo o nada y actuar bajo la desesperación por encontrar una solución.

Restringes todo aquello que se escucha que “engorda”, empezando con los dulces, panes, arroz, pasta y tus alimentos favoritos.

Sin darte cuenta, terminas eliminando alimentos de alto valor nutritivo de tu dieta, y terminas teniendo hambre a cada rato, pero no te sacias jamás.

Por ejemplo, cuando quieres comerte algo dulce pero que consideras que engorda, haces un terrible esfuerzo por luchar contra tu fuerza de voluntad.

¿El resultado?

Decides no comer nada, ya que sientes que te lo vas a comer todo y no vas a poder parar.

Aún así, el deseo por comer se mantiene y haces el intento de calmarlo con otras cosas “saludables”, pero la sensación no desaparece.

Te debes estar preguntando: ¿Cómo dejar de ser restrictivo contigo mismo?

Empieza realizando una observación sin juicios de cómo te sientes con la alimentación que llevas actualmente. Cómo te sientes emocionalmente y no sólo en lo físico.

No se trata de restringirte por que la verdad, todos los alimentos “engordan”.

La idea es que tu alimentación te guste, sea variada y que además, te permita lograr tu objetivo de peso.

Recuerda que lo que te da tranquilidad, permanece en tu vida por más tiempo.

 

Hábito destructor de salud #4: Hacerlo por razones externas

Cuando se habla de perder peso, son múltiples las razones que motivan a la acción y la mayoría de ellas son externas.

Esta situación se encuentra relacionada con los significados que le damos al hecho de adelgazar.

Si piensas que ser delgada te hará más feliz, podrás obtener una pareja, serás más exitosa y ganarás seguridad, tu motivo para bajar de peso será externo.

El problema radica en que cuando te basas en esas premisas, adelgazar se vuelve una presión, un estrés… Ya que lo ves como la única manera de ser.

El estar insatisfecho con tu cuerpo y la idealización de la delgadez, generan mayor ansiedad y conductas restrictivas, según un estudio de la Universidad del país Vasco.

Además que se condiciona algo interno a un aspecto externo, cuando lo externo es realmente efímero y al final de día, pensar así te lleva al sufrimiento.

¿Cómo puedes solucionar esto?

Al partir de razones internas, de entender que ya eres hermoso, seguro y que tu peso no significa más allá que un número.

Se lo haces de esta forma, el proceso de quemar esa grasita va fluir en calma.

Y fíjate esto, la palabra clave aquí es: CALMA. Si alcanzas este estado, tomarás decisiones más acertadas, ya que será en un clima totalmente diferente.

Es cierto que el peso está relacionado con las enfermedades. Y sí, también es un hecho que tener un peso mayor, genera mayor riesgo de que te enfermes.

Sin embargo, estar excedido en peso no compromete tu valor como ser humano, tu seguridad, ni tu felicidad.

Es hora de preguntarte: ¿Por qué deseas deshacerte de esos kilos de más?

 

Hábito destructor de salud #5: No comer lo que te gusta

Durante muchos años se ha considerado que existen alimentos específicos que engordan y como coincidencia, son los que más te gustan.

Sin embargo, aquí esta la paradoja:

Alejar estas comidas de tu dieta y mantenerte “enfocado” sin darte el permiso consciente de consumirlas, puede llevarte al agotamiento e incluso, a los atracones.

Estos últimos son periodos donde comes sin poder parar, momentos en los cuales no controlas lo que comes.

Incluir lo que te gusta en una versión más saludable también es otra opción. Por ejemplo, si te encantan las hamburguesas, podrías comerlas con poca salsa y acompañarla con una ensalada en vez de papas fritas hechas en aceites altamente refinados.

…Y si te encantan las papas fritas…

¡Hacerlas en un aceite saludable no te vendrá nada mal!

Otro ejemplo:

Si lo tuyo son los dulces, hoy en día existen versiones de postres saludables y sabrosas. En mi caso particular, mi favorita es el brownie de plátano.

Adicionalmente, si para ti los alimentos integrales tienen un mal sabor, podrías incluir los refinados en menores cantidades y acompañarlos con verduras.

¿Ya ves que no todo está perdido?

Las verduras son importantes, ya que con esto le agregas fibra a tu alimentación.

Disfruta de tu alimentación sin restricciones. No dejes de comer lo que te gusta pero hazlo consciente.

 

Hábito destructor de salud #6: No confiar en ti mismo

He escuchado constantemente a personas que dicen:  “No tengo fuerza de voluntad” o “Hay algo malo en mi porque no bajo de peso”

No se trata de fuerza de voluntad, ya que este es un recurso agotable. Mas bien se trata de ser consciente de lo que te gusta y te hace bien y por supuesto, aquello que no.

Comienza a cambiar tu mentalidad:

Procura entender que tú tienes dentro de ti, todas las herramientas para armonizar tu peso corporal.

Si no fuera así ¿cómo latería tu corazón si tu tener que intervenir en ello?.

¿Cómo tendrías la capacidad de curarte de terribles enfermedades? ¿De poder sobrevivir a duras exigencias físicas?

Confía en ti.

Es hora de que comiences a pensar en bajar de peso por razones que partan de ti -de sentirte más ligero- en vez de razones que vengan de afuera.

Cualquier solución externa sólo durará poco tiempo, pero si partes de entender lo que está pasando y cómo funciona tu cuerpo, el proceso se dará automáticamente y sin presiones.

Escúchate, reconoce cuando tienes hambre y date el permiso de comer alimentos que te gusten. Así verás que tu peso se armonizará y no desde el esfuerzo sino desde el fluir.

Ahora el trabajo es tuyo: ¿cuál de estos peligrosos hábitos está presente en tu vida?

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